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Acerca del perdón

Acerca del perdón

Es muy importante darse cuenta que el dejar ir antiguos sentimientos hirientes te ayuda.

Puedes pensar que estás justificado al conservar tus sentimientos hirientes porque castiga a aquellos que te han herido.

En realidad, conservar emociones negativas te hiere a ti, no a ellos.

Puede ser que sean conscientes o no de cómo te sientes, pero la manera en que ellos se sienten depende completamente de ellos. Sólo porque tú elijas sufrir aferrándote al pasado, no significa que sufrirán contigo.

Pueden haber hecho algo verdaderamente horrible. Puede parecer imposible dejarlo ir. Aquí es donde tienes el poder de hacer algo significativo que puede cambiar la vida, especialmente para ti.

Puedes decidir perdonarlos, y consecuentemente liberarte a ti mismo de toda esa negatividad asociada con el problema.

Siempre me ha gustado esta cita de Lewis Smedes:

“Perdonar es liberar a un prisionero y luego descubrir que el prisionero eras tú”.

Entonces, ¿por qué no liberarte a ti mismo? ¿Por qué crear más negatividad y más daño alimentando tus sentimientos hirientes año tras año?

Ten la mente para dejar que las cosas se vayan. Perdona. Muy a menudo los problemas suceden por ignorancia.

Tanto sufrimiento humano se debe a que no sabemos lo que nos hacemos unos a otros. Si tan sólo pudiésemos comprender que lo que le hacemos a los demás, nos lo hacemos a nosotros mismos.

Si has sido maltratado, piensa en el ejemplo que nos dejó Jesús Cristo, quien dijo estas palabras cuando estaba siendo clavado en la cruz:

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”

En su extremidad, él eligió la emoción de amor y perdón y nosotros también podemos.

Un ejemplo de la vida real del poder del perdón fue noticia nacional en 2005.

El columnista Jay Evensen cuenta la historia:

Qué sentirías por un adolescente que decidió arrojar un pavo congelado de 20 libras desde un auto a alta velocidad de cabeza contra el parabrisas del auto que tú estabas anejando?

¿Cómo te sentirías luego de soportar seis horas de cirugía utilizando placas de metal y otras piezas duras para armar tu cara, y luego de enterarte que todavía te esperan años de terapia antes de volver a la normalidad – y que debes sentirte afortunado de que no moriste o por no haber sufrido algún daño cerebral permanente?

¿Y cómo te sentirías luego de enterarte que tu agresor y sus amigos obtuvieron el pavo en primer lugar porque se habían robado una tarjeta de crédito y se habían ido de compras sin sentido, sólo por diversión…?

Este es el tipo de crimen horrendo que impulsa a los políticos hacerse cargo de las promesas de ponerse duros en materia de delincuencia.

Es el tipo de cosa que da lugar a los legisladores a pasar uno encima de otro en la lucha por ser el primero en introducir un proyecto de ley que agregue un aumento en las penas por el uso de aves de corral congeladas en la comisión de un delito.

El New York Times citó al fiscal de distrito diciendo que este es el tipo de delito con el que las víctimas sienten que ningún castigo es lo suficientemente duro. “Ni siquiera la muerte las satisface”, dijo.

Lo cual es lo que hace que lo que pasó sea tan inusual. La víctima de 44 años, Victoria Ruvolo, una ex-gerente de una agencia de recaudación estaba más interesada en salvaguardar la vida de su agresor de 19 años, Ryan Cushing, que en tomar cualquier tipo de venganza. 

Molestó a los fiscales para obtener información acerca de él, de su vida, cómo fue criado, etc. Luego insistió en ofrecerle un acuerdo. 

Cushing podría permanecer 6 meses en el penal del condado y quedar en libertad condicional por 5 años si aceptaba su culpabilidad por agresiones en segundo grado.De haber sido condenado por agresiones en primer grado – el cargo más adecuado por el delito – tendría que haberse quedado 25 años en prisión y luego ser restituido a la sociedad como un hombre de mediana edad si ninguna habilidad ni perspectivas.

Pero ésta es sólo la mitad de la historia. El resto, de lo que ocurrió el día que esto sucedió en la corte, es la parte verdaderamente notable.

De acuerdo con un informe del New York Post, Cushing se abrió paso cuidadosa y tentativamente hacia donde Ruvolo estaba sentada en la sala de audiencias y con lágrimas en los ojos le susurró unas disculpas. “Lamento lo que te he hecho”.

Entonces Ruvolo se paró y la víctima y su agresor se abrazaron llorando. Ella le acarició la cabeza y le dio palmaditas en su espalda mientras el sollozaba y los testigos, incluyendo a un reportero del Times, la escucharon decir: “Está bien. Sólo quiero que hagas de tu vida lo mejor que pueda ser”.Deacuerdo con algunos informes, los insensibles fiscales e incluso los reporteros, se ahogaban con las lágrimas.

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